El autor, misionero a nivel mundial, experto en vivir dependiendo de Dios y su confi anza absoluta en Jes s. Su obediencia a la Palabra en cuanto a las fi nanzas hizo que aprendiera a dar desinteresadamente a Dios. La lectura hace que despierte en el lector la fe y el deseo de desprenderse de las cosas materiales para llegar al verdadero concepto de prosperidad e inversi n en lo eterno. Viviendo para dar y ver la extensi n del Reino de Dios en la tierra hace que te sientas adinerado. Dice el autor: "No es rico el que ahorra mucho sino el que da mucho." O esta frase: "D conforme a sus ingresos, no sea que Dios reduzca sus ingresos conforme a lo que usted da."