Todos en alg n momento de nuestras vidas hemos experimentado la gloria de Dios. Pero hay un problema com n a la mayor a de los creyentes: la imposibilidad de mantener en el tiempo esa experiencia. La gloria es la manifestaci n de la presencia de Dios y Claudio Freidzon nos ense a a encontrarnos con esa presencia de manera pr ctica y diaria.