"-Si no te declaras a ella eres maricón..."
Fue la frase que dio comienzo a esta historia, una de esas historias de amor potentes que hacen saltar hasta la vida eterna y que ocurren, normalmente, una sola vez en la vida. Nace por esos hermosos tiempos de estudiantes secundarios, que aunque no ocurre en circunstancias normales, el protagonista la vive con la inocencia de un colegial. Todo comienza con un reto y como un juego, sin sospechar, ni lejanamente, que terminará poniéndole PATAS ARRIBA, al punto de trastornarle tanto ese dificultoso andar de manos, que por harto tiempo no sabe dónde se encuentra. Sumido en la angustia busca escapar, alejarse, huir, cuyo punto salvado para todos cree encontrar en la Conscripción, que para su apócrifa buena suerte, lo destinan a la Región del Pastaza, a plena Selva Amazónica.