El Jes s encarnado propuso m s de 2000 a os para cumplir con su papel en la tierra y someterse voluntariamente a sufrir, morir y tomar sobre s los pecados del mundo entero. Esta fue la pasi n de Jesucristo. Jes s fue escarnecido y ridiculizado, escupido, golpeado con pu os y l tigos, espaldas arrancado a cintas, su rostro magullado y sangrante de la corona de espinas presiona en su carne, clavado en una cruz y condenado a una muerte m s brutal y dolorosa, f sica y espiritualmente. Todo para nosotros. Y l est vivo hoy y siempre.
Como el autor afirma en la conclusi n del cap tulo 6, "Jes s sent an sobre sus hombros el peso de todos los pecados de la humanidad ca da y la ira de su padre santo..." Es imposible separar la doctrina de la redenci n de la semana de pasi n del Salvador de la tortura y muerte.