Estas ense anzas tomadas del libro de Ester son poderosas verdades prof ticas que el cuerpo de Cristo necesita. La reina clam ante el rey, "S ame dada mi vida por petici n, y mi pueblo por mi demanda", este deber a ser el coraz n de los l deres que Dios ha puesto en la Iglesia. Para que se cumpla el prop sito de Dios se necesitan personas que: hagan un despliegue de la misma valent a de Ester al declarar: Si perezco, que perezca ; manifiesten la misma actitud que hab a en el coraz n de Ester cuando dijo: Si place al rey... ; est n decididos a responder ante la penetrante pregunta: " Y qui n sabe si para esta hora has llegado al reino?"