Ya sea en la comiquisima y filosofaclora voz de un chofer de limusina cuyo sueno es mejorar su grupo amateur de "rap-metal" en "Mi Carro, Mi Revolucio," o en la diatriba en forma de monologo de Ysela, una evangelista de carpa que da tes-ti-mo-nio en "Oiga," Rodriguez halla humor en las vidas de personajes que no estan dispuestos a sacrificar sus suenos debido a las circunstancias que los rodean. Rodriguez le da una voz elocuente al barrio donde paso muchos anos de su vida como padre, organizador y finalmente escritor: un vecindario que le ofrece al mundo mas de lo que su apariencia sugiere.