Mateo, ap stol de Jes s, relata en primera persona los hechos del jueves 14 de nis n, y los angustiosos sucesos del viernes 15 en Jerusal n. Nis n es el mes inicial del a o jud o, cuando se celebra la Pascua y los prados reverdecen. Es el mes de la cebada y del lino. En una recreaci n imponente, Mateo describe el ambiente que se cern a sobre el Maestro y los disc pulos desde el domingo 10 de nis n, cuatro d as antes, cuando Jes s recibi la proclamaci n de Mes as por los regocijados habitantes de Jerusal n.
La novela fascina por la minuciosa descripci n del Jerusal n del siglo I: el Templo, enorme y sobrecogedor, el comercio, la sociedad dividida y las costumbres infranqueables de la clase dirigente, los sacerdotes, quienes forzaron el desenlace del viernes. Se reproducen las dram ticas horas del juicio de Jes s, los esfuerzos de Herodes y de Pilato para desprenderse de la responsabilidad de la condena y el despiadado suplicio.
La humanidad de la obra penetra en el lector a trav s de los ap stoles en la cena de la Pascua, suceso maravilloso y diferente de todo lo que el arte y las leyendas nos han inculcado durante siglos. Conoceremos el mar de Genesaret, el bosque diverso del Monte de los Olivos, el dolor de Getseman , la aspereza del G lgota y los caminos polvorientos de Samaria. Viviremos el miedo cerval de la noche del jueves, entre las sombras de Jerusal n y las patrullas de b squeda. Ante tanto sacrifi cio, esta novela nos dejar la sensaci n de un despertar, de una culminaci n. LOS HUESOS DE LA NOCHE no es s lo una reconstrucci n hist rica. La riqueza de la narraci n y el alcance de los personajes nos convocan ante una conmovedora creaci n literaria.